jueves, 21 de junio de 2012

Dolarización y pesificación


Les dejo 3 párrafos de mi post de hoy en Foco Económico (versión pdf acá). (Como diría Peter: "Fight some inflation")

“Esto es una batalla cultural, no vayan a creer que hay cuestiones económicas”dijo la Presidenta Cristina Kirchner el pasado 6 de junio refiriéndose al tema cambiario en Argentina. En este marco, con una importante demanda latente por el dólar y con proyectos pesificadores en el Congreso de la Nación, ha retornado el debate sobre la (des)dolarización en Argentina.

En este debate, el término dolarización (y su contraparte, pesificación) muchas veces se utiliza en forma indistinta para referirse a fenómenos que no lo son. La sustitución del peso por el dólar (la “dolarización”) se puede dar en los tres usos tradicionales de la moneda: como unidad de cuenta (para denominar el precio de bienes, servicios y salarios), como medio de pago (para pagar bienes, servicios y salarios) y como reserva de valor (para denominar instrumentos de ahorro e inversión). La variedad semántica del término no es inocua: la dolarización puede darse en uno de estos usos y no en los otros, y cada una de estas sustituciones tiene causas y consecuencias marcadamente distintas.
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Argentina transitó el sendero desdolarizador al igual que sus vecinos pero se desvió a mitad de camino –al tiempo que lo hacía en los procesos de convergencia hacia la estabilidad de precios y de acceso a la inversión externa. Este derrotero sin duda tuvo componentes culturales, pero su evolución en la primera poscrisis sugiere que se rigió sobre todo por factores económicos: riesgo y retorno, basados en rendimientos diferenciales y expectativas de inflación y tipo de cambio que fueron el reflejo de las políticas macroeconómicas. En otras palabras, de la cultura económica.


2 comentarios:

  1. Te agarré en el final la otra noche con Montenegro. Solo la parte en que mencionabas el conflicto político interno del Gobierno.
    Vendría bien que avises en el blog cuando estás en algún programa.
    Saludos.

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  2. Hola Eduardo, como de costumbre, esclarecedor e interpelante.
    Dos consultas completamente constructivas (para las cuales, por cierto, yo no tengo respuesta):

    1) Al comienzo señalás implícitamente que los argentinos tenemos el hábito de pensar en dólares (p. 3, "Sin embargo..."), y eso vendría a ser un hábito cultural menos que una expresión de racionalidad. No obstante, me parece que la argumentación posterior no enfatiza tanto el factor cultural y resalta el carácter racional (en términos de maximización de utilidad) como principal factor explicativo de la evolución de la dolarización real. Por ejemplo, si pensamos en dólares (y por ende, calculamos limitadamente, porque "vemos menos" el costo de una apreciación que de una devaluación), ¿como explicar la "pesificación" entre 2002-2006?

    2) Señalás que en 2011 la aceleración de la dolarización se explica principalmente por la “percepción” de un tipo de cambio apreciado (p. 7). ¿Quién y como percibe eso? Es decir, si se trata de un cálculo super complejo y discutible para un especialista, ¿cómo llega un lego a esa conclusión? Creo que es una punta muy interesante para introducir los factores culturales que indicás al comienzo; por ejemplo, tomar en cuenta la incidencia de la prensa especializada en la difusión del "clima económico", así como los marcos interpretativos a partir de los cuales los sujetos toman decisiones económicas.

    En fin, se trata de ideas e interrogantes que me suscitaron tu muy interesante trabajo.

    Gracias y saludos!
    Pablo

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